Entiendo a
la gente que se desvive por la historia de esta película, siempre que se
combine love, pasado –y presente–
tenebroso, chic@s guap@s y Nueva York, conocemos el efecto. Audry se convierte
en todo un icono de belleza, será siempre la it girl por excelencia; no es para menos pues maneja la sofisticación
alocada como nadie, que le vamos a hacer es divina hasta haciendo de
cazafortunas y vividora.
Siento
decirlo, pero no se ha cumplido la profecía de la entrada anterior; si muero
sin ver otra vez esta película, moriré tranquila también. Parte de culpa quizá,
sea el haberla visto doblada al español, donde el prejuicio se ensalza gracias
al abuso excesivo la expresión caracoles,
y creo que ya sabemos lo que pensamos la mayoría acerca del tema…
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