No somos conscientes, pero la construcción de un enamoramiento idealizado no es el único y devastador efecto que estos filmes provocan en nuestras
rutinarias y tristes vidas; y es que ¡hacen creer a la gente que declarar públicamente
sus pasiones es lo más in –en cuanto
a tendencias sentimentales se refiere– que
se puede hacer por amor! Y claro la gente lo hace, pero no de cualquier manera:
lo de coger el megáfono en pleno acto de graduación y decir ante cientos de
seres lo que sientes con la ayuda inestimable de las cheerleaders –con lo cabronas que son
durante su existencia de chicas cool
en el insti, hay que ver como para repartir amor están dispuestas a ablandarse–,
alquilar la pantalla gigante del estadio de tu equipo de basket favorito para
pedir en matrimonio o salir pitando al aeropuerto y comprar el billete más caro
que haya disponible para poder acceder a la zona de embarque donde impedir que
se escape el amor de tu vida, ya no valen la pena. El amor es más que bonito,
es, es maravilloso –no voy a ser yo aquí la anti para todo–, y el decirlo
también; bla, bla, bla… Lo insufrible y aquí viene la parte negativa de todo
esto, es cuando la gente se propone ser creativa, lo intenta hasta no decir
basta. Quieren sorprender tanto a su pareja –o a su follamig@ o proyecto de
novi@– que entienden por ello, por sorprender, hacer algo que todo el mundo
hace: usar las redes sociales para poner por escrito lo que no somos capaces –o
no nos da la gana, porque somos así de sorprendedores–
de decir a la cara.
Todo esto provoca consecuencias tsunámicas e irreparables en las mentes
y en los ojos de los demás seres –en este caso los no sorprendedores, entre los cuales me encuentro–. Somos los desencantados
contactos de los amantes de internet –tonta ella, tonto él–, los que tenemos
que convertirnos, sin comerlo ni beberlo, en testigos obligados de toda esta
verbena que se han montado con la actualización del estado. Hecha la conclusiónfilosófica, me voy a permitir la licencia de despotricar como método de antídoto a
todo este veneno que recorre las venas:
Imbécil, ese mensaje que has copiado de algún que otro ilustre escritor,
cantante o pensador –piensa siempre en la ley de igualdad de género y paridad y
trasforma esto en femenino también– al
que ni siquiera conoces, no va para ella o para él, va dirigido a los que vamos
a encasillarte como gilipollas de por vida. De verdad solo sirve para eso, ¿o
no te das cuenta que no te comenta esa valiente declaración?, como mucho, y da
gracias –porque se muere de vergüenza
de lo cutre que eres– te pone un me
gusta.
Hoy en día el timeline de tuenti –porque es tuenti donde más casos se han detectado– te dice más sobre una persona que el típico dime con quién andas y te diré quién eres. ¿Para qué queremos saber nosotros lo asombroso que ha sido el haberos conocido, saber cómo te morirías sin ella, o como los días no son igual con él en la distancia? –para deprimirme me pongo un bolero–. Si te ha entrado el chute de romanticismo, ¡ole!, pero hazlo como se ha hecho toda la vida –piensa que ahora lo vintage está muy de moda y puede ser lo más creativo que hayas hecho jamás–.
Hoy en día el timeline de tuenti –porque es tuenti donde más casos se han detectado– te dice más sobre una persona que el típico dime con quién andas y te diré quién eres. ¿Para qué queremos saber nosotros lo asombroso que ha sido el haberos conocido, saber cómo te morirías sin ella, o como los días no son igual con él en la distancia? –para deprimirme me pongo un bolero–. Si te ha entrado el chute de romanticismo, ¡ole!, pero hazlo como se ha hecho toda la vida –piensa que ahora lo vintage está muy de moda y puede ser lo más creativo que hayas hecho jamás–.
Frase corta, discreta y directa (también es de otro) |
Escribir una cartita de amor exclusiva para una persona y no para todo el poblado, dejar una nota como casi sin querer, hasta escribir un SMS, estaban muy bien considerados hasta en las peores familias. Aunque ya no te acuerdes de escribir a mano no te preocupes, que si está contigo es por algo –será igual de idiota que tú supongo, y no se va a coscar de las faltas de ortografía–. Pero vamos que lo suyo si de verdad lo sientes es decírselo a la cara, valiente, porque seamos sinceros tú no quieres que sepa que la/lo quieres tanto que te has acordado y te acordarás siempre de la primera vez de todo lo que habéis compartido, tú lo que quieres es una recompensa –eufemismo de echar un polvo–. ¿Qué necesidad tenemos los demás de ser cómplices de tu copia-pega tuentitero?, que esa frase corta es de otr@, no tuya y ahora con lo de las leyes de propiedad intelectual pues no te digo yo la que se te puede venir encima.
Haz
públicos tus sentimientos, pero en otro aforo, que esta vida expuesta a la que
nos someten las redes sociales no se convierta en excusa para maltratar a tus
seguidores y aproximarlos a la idea de que dejen de serlo –sería muy doloroso
para tu ego–. Así que por favor, noñerías
las justas.
Alba!! Sigues siendo todo un descubrimiento tia!! jaja qué ingenio... Además, muy bien traído el tema, porque esto era necesario reivindicarlo ya.. tanta gilipollez junta en un timeline dan ganas de cortarse las venas xD.
ResponderEliminarun besazoo!! de tvecaria a tvecaria!
JAJAJA!!! se hace lo que se puede, aunque me ha costao lanzarme... que esto de 'la plumilla' se os da mejor a l@s periodistas buen@s como tú (que ya hacen sus conexiones en directo y todo. Vamos a ver cuanto me dura la euforia del principio... y que sepas que yo tb leo tu blog del vestidor de Carrie...
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