Un blog en el que intento juntar palabras para decir cosas, normalmente insustanciales.

26/3/12

Un post que parece muy FEMENINO

'...es segura, fiable, práctica, cómoda, económica, ecológica y... sensual'
¿Unas zapatillas tonificadoras para andar y adelgazar?, no. ¿Una sutil prenda de lencería? Ni mucho menos. Tampoco es Ángela Merkel aunque obviamente sea ella muy sensual -¡ja! será la erótica del poder porque si la feminidad se midiera en valores Merkel, la mayoría de las mujeres tendríamos MH (Matrícula de Honor)-. Si habéis pensado en Fleurcup, ¡enhorabuena! No está la cosa como para repartir apartamentos en Torrevieja, pero habéis acertado; si alguna mente maravillosa ha pensado que esta descripción encajaba con Ana Obregón, directamente os digo donde debéis dirigiros porque tenéis un problema serio; que carajo digo problema, es una put_ enfermedad -y de las malas, ojo; hay que hacérselo mirar-.

Llegamos al punto ese en el que se supone que yo voy desvelando en qué consiste este artilugio -y ya os doy una buena pista, estamos hablando de un objeto-, el Fleurcup, que aunque no lo parezca este post va de saber qué es esto, pero antes vamos a divagar o vagar un poco -he ahí la cuestión-.
Fíjáos, lo extraño -aunque en realidad es la dinámica habitual- de la evolución de la Homo Sapiens con cualidades físicas y reproductivas femeninas: aunque durante toda la historia de la humanidad se han hecho descubrimientos e inventado soluciones de valor tan incalculables por su aportación al desarrollo de sociedades como la aparición del fuego, la rueda o la imprenta, no ha sido hasta bien entrado el S. XX, ya en lo que podríamos denominar postmodernidad inventiva, cuando se empezó a pensar en las mujeres. Y esta afirmación no es bien aunque a simple vista lo parezca, porque este colectivo, el nuestro, el sufrido, siempre ha sido el encargado por obligación -una imposición cultural y social que se hizo un ovillo de hilo y aquí estamos, a ver quien es la guapa que es capaz de desliarlo- de encargarse de las labores del hogar y como venía diciendo, no ha sido hasta el pasado siglo cuando se intentó facilitar y mejorar la realización de estas tareas. Y todo esto viene a cuento de que pese a lo que podamos pensar de ella, la fregona, es un pedazo de invento y como no podía ser de otra manera, español: simple, eficaz, sin complejas estructuras ni laboriosos mecanismos de funcionamiento. Sí así somos aquí, no paramos de inventar sin complejidades ni complejos, del Chupa Chups a la 'gorfiga'.

LA VERDADERA HISTORIA DE LA FREGONA from Ivan Roiz on Vimeo.

De esos inventos que hacen la vida más llevadera a las mujeres es a lo que venía yo hoy aquí, porque supongo yo que por la época de Adán y Eva se usaba una simple hoja de árbol, luego ya seguro que pieles animales, el boom vendría con el desarrollo de tejidos; la compresa una revolución y el tampón, ¡ay el tampón divino tesoro! no tengo palabras para describir el agradecimiento que siento por haber nacido cuando ya existía, y por haber crecido cuando ya se perfeccionó -obviamente me refiero a ese gran avance, el aplicador-. Pero aún hay más, mirad atentamente:


Cuando ví la ilustración, mi primeara impresión fue pensar que se trataba qué se yo de una lámpara popera,  un desatascador, un sacaleches, un embudo o algo parecido; pero ya cuando leí que es una alternativa al tampón y a la compresa higiénica, me quedé estupefacta. La verdad -soy una caraja de las buenas- no había oído nunca hablar de esto, será que aún no es muy visible en la modernura de pueblo, nosotr@s todavía estamos en la fase de aceptación y uso de las gafas de pasta, aunque pasamos hace tiempo esa prueba de iniciación que nos hace valedores del carnet de socios del club de modernos, el Allestarismo.
Impresionante el descubrimiento, pero más impresionante ha sido el modo en que llegó a mí. Cuando muchas veces pienso que ya parece imposible mejorar o crear algo nuevo, un banner publicitario en mi facebook va y me muestra esto, y con un reclamo increíble,  ¡Libérate! recitaba.
Si me preguntaran ¿Porqué utilizar Fleurcup? Me quedo con esa primera frase de arranque que parece tan femenina, segura y tan actual: 'es segura, fiable, práctica, cómoda, económica, ecológica y... sensual'.
Porque parece ser que la copa menstrual es así de buena, aunque habrá que esperar para confirmar si es efectivo y no una estafa como el Bífidus, que ni es bio ni funciona.

Chicas, si os veis con ánimo de probar algo nuevo aquí os dejo el enlace http://www.fleurcup.com/default-es.html, para que os hagáis una idea de sus pretensiones.
Y si os veis con más ánimo aún después de probarlo, no lo dudéis, aquí seguís teniendo un espacio para compartir inquietudes...



20/3/12

COSAS que me gustaría VER, OÍR O PALPAR

¿No os pasa que hay cosas, conceptos, sonidos seres u objetos, que revolotean por ahí y que por no haberlos conocido, verlos u oírlos lo hubieras dado todo? Por dar, hubieras dado pertenencias casi más valiosas que la propia vida, como tu preciado tamagochi de infancia pretecnológica. Pues eso me pasa a mi con por ejemplo esa estupenda colaboración musical entre El Canto del Loco y José Mercé. Si no conocéis la afamada canción estáis demostrando de nuevo que toda una generación está abocada a convivir con las brutales secuelas de la LOGSE, pero don´t worry, que esta vez las secuelas son positivas, porque os aplaudo si de verdad aún no habéis tenido la oportunidad de ¿disfrutar? de esta melodía, aunque haciendo de consejera del diablo os dejo el link aquí, para que os pique el gusanillo. No seré yo quien califique este tipo de proyecto musical sobrenatural con palabras más fuertes e hirientes que esperpento -al menos no, sin la presencia de mi abogado-, pero a mi entender El garrotín es un intento de composición con más pena que gloria -aberrante- y el flamenco fusión es otra cosa totalmente distinta -hasta Pitingo lo hace mejor-.


Yo en realidad venía a decir que también me pasa justo lo contrario a todo esto; en ocasiones lo daría todo, hasta la Barby de Mattel -o Ana Obregón porque no las diferencio- y su respectivo barbo -como llamaba mi abuela al Ken, el novio de la Barby- por ver cosas que aún no he visto, tocado, oído, y si es posible que se puedan palpar. Soy consciente de la dificultad que encarna dicho propósito porque son cosas que no creo que aparezcan ni en la Biblia -quiero decir google-, pero que a mi me quitan buena parte de mis sueños oníricos. 


Respuestas imposibles


Ya sé hace tiempo que soy como Leonardo Davinci, ¿inteligente, creativa, emprendedora? Para nada, pero pintamonas si. Cierto parecido aguarda mi melena con la mítica musa y mona del pintor, arquitecto, inventor; pero mi sonrisa guarda más el secreto de ese trasfondo dubitativo respecto a las afirmaciones sociales; pues tiendo a cuestionarlo -incluso sin saber- todo, lo que me recuerda que a veces no tengo límites del ridículo. Simplemente busco explicaciones que no sean abstractas como en el arte contemporáneo, o en la energía atómica, o Sarkozy y Carla Bruni...


En fin que hay cosas que, si no me quedo sorda o ciega antes gracias a imágenes quema retinas como esta, o esta, me gustaría conocer; yo casi casi las imagino. Aquí os dejo  mis atrapa sueños expresados en su forma habitual o en cuasi preguntas, para que recapacitéis: 

Camisas de once varas -customizando prendas-
Cuentos chinos -¿alguien se sabe un cuento chino?, el más parecido es pinocho, por lo de mentira y tal-
Caldo de cultivo -supongo que habrá que poner a hervir la hierba-
Leche en plancha -¿Quiere decir leche frita?... vomito ahora mismo-
Dos tetas tirando de dos carretas -¡Qué apostamos!-
Churras y merinas mezcladas -sin apartheid por favor-
¿Cómo saben los ciegos de un país que su rey es tuerto?
Jarabe de palo -esta es fácil, se muele y se tritura y listo para ingerir-
El negro Japón -colores imposibles, ¡abuela el negro es negro y punto!
De la misa a la media -¿del recato al pecado?-


Me estoy aficionando demasiado a las listas, ¿no?; será porque siempre he querido ser ordenada y nunca lo he conseguido. Sigo buscando ese lugar donde vendan Mary Poppins.


Si se os ocurren más, no lo dudéis, este es el lugar más adecuado para compartir gilipo__ces.



12/3/12

COSAS que solo suceden en MADRID (II)

Hay cosas que como bien es sabido, solo suceden en determinados lugares como Madrid. Para empezar la certeza de que algún día volverás a esta encantadora ciudad no se asegura por tirar ninguna moneda sin mirar y hacia atrás a ninguna Fontana di Trevi. Es todo muy diferente a lo que sucede en Roma, la ciudad eterna. Aquí en Madrid tan solo necesitas haber venido en tu coche y salir sin él. ¿Porqué? pues sencillo, porque se ha estropeado y en algún momento -probablemente antes de lo que tenías previsto- tendrás que regresar a recogerlo.

Flayer casero
Pues eso, que en Madrid siempre suceden cosas extrañas. Dicen que las segundas partes nunca son buenas, pero si hay cervezas de por medio no hay miedo. La tarde del sábado Latinero tuvo una parada obligada en un bar de esos con solera, alicatados imposibles y olores a bacalao bastante salado y pasado. Peculiar donde los haya, la distribución de su espacio y su decoración eran pecata minuta para lo personaje que era su Relaciones Públicas. Si amig@s, habéis leído bien, este singular establecimiento que parece más para tomar carajillos que copas o cervezas, estaba abarrotado de jóvenes gracias a un chaval que desde la parada de metro La Latina, reclutaba a la gente con sus flayers caseros -la carta estaba escrita a mano y fotocopiada, no os digo más-. Su aspecto de andar por casa y su acento de castellano normalizado y alejado del cautivador deje argentino estaba acompañado de su manía por mostrarse un tanto toqueteador -y para qué me lo voy a guardar, daba un poquito de asquito-. 

El lugar dejaba que desear en cuanto a higiene y estética se refiere, pero hay que reconocer que sus malabares son dignos del reconocimiento que tienen las luchas entre pequeños y grandes comerciantes textiles. La hostelería casera tiene un problema todavía invisible y a base de tirar sus precios y ofrecer abundancia, hacen frente a las grandes cadenas cerveceras y taperas. El mecanismo del ingenio no acaba aquí, pues estos buscavidas, -que recordemos, parece ser que no tienen ni para ambientador- hacen del sentimiento español un gran recurso de ingeniería para tapar agujeros. He aquí la prueba:

tapando 'farrondones'
Si, queridos amig@, ante nosotros la pregunta del millón ¡¿qué es más inquietante, que para tapar el agujero usen una bandera con cinta aislante o lo de poner el suelo en la pared para decorarla?! Yo ya a esas alturas solo agradecía que el pack de 5 cervezas viniera muy bien preparado en su cubo con hielos y aguas para no perder la frescura.

Todo no queda aquí -que un día y medio en la capital dan para mucho-, y es la moda un tema imprescindible para hacernos una idea de las tendencias que se apoderan de la madrid fashion street. Es en el autobús nocturno, donde se observan las cosas mas interesantes e innovadoras del estilismo callejero, que en definitiva es el que nutre la moda. Anonadada -Carajote en sureño-, me quedé al ver un peinado de esos que van más allá de adaptar lo ya visto por la montera de Amy Winehouse -requisito imprescindible que como Amy debes tener una buena mata de pelo-. Imposible reírme y no solo porque estuviera sentada justo enfrente de la persona en cuestión -chica andrógina, que no viene al caso, pero es un dato-. No sé si voy a ser capaz de describir fielmente  como era ese peinado tan merecedor del título de objeto de mofa del año, ni voy a ilustrarlo porque claro está que no era plan de ponerme a hacerle una foto, porque la ostia fijo que me la llevo -tenía una cara brutota que no veas...-. Yo lo definiría como sistema bético y penibético perfectamente engominados y peinados. ¿Cómo?, tenía poco pelaje, pero ese poco le daba ni más ni menos que para diseñar monturas en dos niveles, vamos dos flequillitos montañosos, uno detrás de otro. Si se mira de perfil es fácil ver una pista de skate, con sus dos cúspides correspondientes, una a la altura del flequillo y otra en la coronilla. Un total look, en el que no podía faltar un lamimiento de vaca por las sienes -ahí bien estirado-

Por último quiero comentar que en esto de los estilismos sorprendentes también entra el diseño de interiores y el escaparatismo, fijaos que prenda más... no sé  ¿casual?:

Escaparate en la calle Barquillo
¿Qué opináis? Yo no acabo de verlo, me resulta un diseño para mostrar vergüenzas, pero igual esto solo es apto para torsos y pectorales de esos que parecen obra de manipulaciones genéticas más que de interminables jornadas en el gimnasio. Parece tener sentido que esta camisa -si se puede llamar así- no serviría más que a aquellos que deseen lucir palmito y mostrar las cualidades de esas prótesis mamarias masculinas que más que apetecibles dan yuyu -no me digáis que no-. 

Quiero pensar que esto solo es una provocativa campaña para llamar la atención del paseante porque al tirillas de la foto y a hombres similares no creo que les siente demasiado bien este atuendo, aunque he de decir que si aquí hubiera que elegir lo prefiero a los engulle asteroides: ¡donde va a parar!, no es lo mismo quedarse dormida plácidamente sobre el pecho de un chico teniendo la posibilidad de sentir un latido de corazón -cuanto daño han hecho las películas americanas-, que tener reservas a echar un sueñecito encima de un pecho petado por miedo a que el leve peso de tu cabeza lo haga estallar y reventar la piel cual mito de las prótesis que explotan en los aviones.

7/3/12

EL ARTE pajarero DE CAGARSE EN TODO

Hay cosas que me interesan poco o nada,  la cocina o la jardinería son una de ellas como ya sabéis. El mundo animal me interesa numéricamente hablando alrededor de menos infinito -mi indiferencia hacía ellos no es recíproca, suelen atacarme-, pero últimamente me he dado cuenta que si observas un poco el comportamiento animal se pueden sacar muchos de los axiomas básicos de la teoría de la escuela de la vida.

En mi casa hay dos casitas para pájaros -eufemismo de jaula, utilizado para no herir sensibilidades-. En una de ellas está Hitchcock, el viudo del Tippi -ya le hubiera gustado al de verdad-, un matrimonio de conveniencia que apañamos entre mi hermana y yo. Si sois cinéfil@s deduciréis de donde vienen estos nombres; y si no lo sois; me permito hacer un receso -una pará en el camino, una guitarra y un cante- porque me gusta enrearme y explicar así todas aquellas adversas -estúpidas más bien- condiciones que motivaron la elección de estos nombres.
[Si gusta puede saltar todo lo coloreado en azul]. El caso es que cuando estos charlatanes seres llegaron a nuestras vidas, yo estaba inmersa en mi último y tormentoso verano de estudio universitario gracias a una de esas asignaturas que  hacen que tu facilona carrera no le tenga que envidiar a Teleco o Aeronaútica -esta licencia humorística me la permito porque sí-. La dichosa asignatura no solo me costó renovar la convocatoria para el mes de febrero -lo de empañar mi curriculum no lo digo porque es en sí raspaito y se empaña por sí solo-, sino que me provocó el desarrollo de una obsesión maniaco-compulsiva a la par que destructiva: tenía que estudiar y analizar cual científico comprometido busca incansable la cura para alguna grave enfermedad, la mítica obra maestra de Alfred Hitchcock Los Pájaros. Aquí es, justo en el título donde la historia chico conoce chica, se gustan y van a pasar un fin de semana juntos empieza a desdibujarse. Bien, diréis. Mal, os digo yo; porque la trama de la película para nada va de besitos, carantoñas y almas cándidas enamoradas, va de pajarracos malvados. Todo este fenómeno paranormal a mi entender, tiene su punto de partida en una inofensiva pareja de lovebirds (pajaritos del amor o periquitos para los aquí presentes), este engranaje metafórico se personifica en el primer encuentro casual entre los protagonistas en una pajarería.


Tippi Hedren (Melanie Daniels) y Rod Taylor (Mitch Brenner)
La vi tantas veces, tuve que imaginar tantas formas fálicas donde no había más que atrezzo y decorado, intenté tanto empatizar con esa hedonista Melanie Daniels y leer tantos libros sobre la tensa relación entre el director, -y un poco misógino y acosador que era el tito Alfred con sus musas- y la actriz Tippi Hedren que no se me ocurrió nada mejor, que bautizar a esta nueva pareja de inquilinos haciendo honor a ellos. Al final como ya sabéis nuestra Tippi, o Tippitia como nos gustaba llamarla en la intimidad, murió. 

Viniendo ya saturad@s del receso, nos queda por adjudicar la otra casita-jaula de protección oficial -por lo limitado de su espacio-. Está también ocupada por otra singular pareja de pericos. Son muy monos, están siempre juntos y besuqueándose. Ella tiene el pelo alborotado, rubiote -y el cogote morenote-. Él saca buche de machote. Canturrean y se mueven demasiado. El caso es que esta periquita me gusta porque es trasgresora, no atiende al orden establecido. Me gusta ese aire que se da de independiente y de pasar de todo.


¿Qué como lo hace? Muy sencillo, en vez de dar la cara, da el culo a todo aquello que le provoca rechazo o la cuestiona como hembra perica. Poco sabemos en casa de los ciclos reproductivos de estos animales, -tampoco sabemos de metafísica y sobrevivimos oye-, pero le hemos colocado porque sí un nido super cómodo y super cuqi -en el mundo pajarito bien podía ser una cama örge, oppdal, o vanvik del Ikea pajarito-. Ante esta presión social a la que está sometidaPeriquita debe pensar, "Quieren que ponga huevos, pues los voy a poner pero de los Kinder,". Y por supuesto que lo hace con sorpresa y chocolate, porque la listilla no se ha posado en ningún momento a anidar en el nido -valga la redundancia-, ella simplemente lo usa para cagar. ¡Qué arte que tiene la jodía para pasarse por el culo nuestras pretensiones! Con razón es una pájara -con el sentido de avispada que le damos los humanos a la palabra-.


Podríamos decir que esta pareja es algo así como la Duquesa de Alba y su nuevo marido en el mundo periquito; aparte de por tener el pelo rubiote y alborotado, porque si él es viejo, ella es más, y no nos engañemos, porque con sinceridad, es naturalmente imposible que ambas dos algún día procreen. Periquita, que lo sabe y es consciente de sus limitaciones como madre -la Duquesa no lo sé- nos enseña con su para algunos cuestionable actitud, que ese arte pajarero para pasar de todo cagando es muy sano para dejar a un lado todo lo que no nos gusta de nuestra vida y no dejar que aquello que no podemos conseguir nos afecte: si la vida te da la espalda, dale tú el culo y un poquito de caca.



5/3/12

El inicio de los ego-relatos


La gran voz de Àngels Barceló me regaló el título para clasificar esos relatos cortos -por supuesto sin sentido, como todo en este mundo mio- que guardaba hacía tiempo. Estaba escuchando la tertulia de Hora 25 mientras esperaba en el coche una fría noche de Enero frente al Hospital Gregorio Marañón de Madrid -el porqué de estar allí no viene al cuento, pues es básicamente como todo lo que me rodea, insustancial-. Hablaban sobre la gran cantidad de blogs de moda que anidaban en la blogosfera, y de como muchos de sus creadores -en su gran mayoría chicas- habían conseguido llegar a un nivel tal de seguimiento, que captaron consiguientes contratos publicitarios y colaboraciones en ediciones de moda digitales, revistas, etc. Me llamó la atención, -más que el hecho de que pudieran permitirse vivir de las entradas de su cuaderno de bitácoras en la red y de que yo por supuesto  nunca podré hacer hucha de mis patéticas palabras-, cómo muchos de estos blogs podían encasillarse dentro de los denominados ego-blogs. Mi débil razonamiento llegó a comprender que l@s creador@s de este tipo de publicaciones se referían generalmente a moda y a tendencias descritas desde sus gustos propios a la hora de vestir. No es entonces de extrañar  que se apoyen gráficamente en sus propias creaciones y acompañen sus escritos y consejos con fotos personales. 

El concepto de blog hace de por sí efectivo el sentido del egolatrismo, y el caso es que esa denominación de ego, me gustó para darle nombre y forma a una sección que llamaremos EGO-RELATOS. No son más que relatos cortos escritos desde el punto de vista de un narrador en primera persona; porque sinceramente cuando tecleo -quien dice teclear dice aporrear- las letras para contar algo, aunque sea ficción y no comparta o no experimente los pensamientos o sentimientos expuestos, me cuesta mucho deshacerme de la focalización en una narración desde el yo.


Soy yo la que sigue aquí

Ahí va uno de estos ego-relatos, que hay que rellenar entradas y esta semana estoy muy vaga: 

Sentada leía unas notas que encontré entre los libros que parecían tener mucho tiempo encima, por el polvo, el olor y el tacto. Sin que nadie lo supiera, eché un vistazo. Escribí el final y me marché. Cerré la puerta a la vez que sonreía.
“Nos volveremos a ver, en algún lugar del tiempo... ¿Crees en las corazonadas, en el vuelco que te da el corazón cuando menos te lo esperas y no sabes por qué; aunque verdaderamente sientes que algo bueno va a ocurrir?

AL FINAL DEL DÍA TENDRÁS LA RESPUESTA.”

1/3/12

LA MODERNURA DE PUEBLO (o como hablar de cualquier cosa para rellenar un post)

Hace un par de semanas me disfracé para carnavales, ya saben, telas estridentes, pelucas eficaces para  risoterapia y mucho cachondeo -y yo no iba a ser menos que Río de Janeiro, Cádiz o Las Palmas-. Una vez repartido todo el bacalao, o lo que es lo mismo el botellón finiquitado, me fui a casa con esas copichuelas de más que te quitan el sentío -con todo lo que el concepto connota y denota-Caminando pues iba yo por las callejuelas del centro histórico de mi localidad -todo el mundo sabe que mi pueblo no tiene de esto, pero escribir bien no cuesta nada-. Iba yo, pizpireando, fantaseando y canturreando a lo Dancing in the moonlight, ese fabuloso tema  que te alegra y te inspira because Yes. No se crean, que hasta me atreví con unos chasquidos de pies en el aire y todo, no sin antes asegurarme que nadie podía verme -que una es solo absurda en ciertas ocasiones y sinceramente, prefiero serlo en la intimidad-.


Dancing in the moonlight, interpretada por Toploader

El reloj de la Iglesia del pueblo comunicaba incesante lo que parecía una hora en punto. Como no entiendo de estos soniquetes pensé que era mejor asegurarse y mirar la esfera, así lo hice y efectivamente, si mi miope vista y mi tasa de alcohol en sangre no me estaban jugando una mala pasada, eran las 4 a.m -una hora considerablemente apropiada para mi edad, aunque desfasada para según qué progenitores que parecen creer que cumplimos años cada bisiestos porque sino no se explica-. Todo muy pintoresco, pues hasta oí cantar un gallo, kikiriki entonaba en fantásticos agudos cual ráfaga en looping -igual no he usado bien el término, pero es algo así como en bucle-.

¿A las 4 de la mañana? ¿qué tipo de pienso adulterado le dan ahora a estas pobres criaturas que ya no cantan cuando sale el sol? Esta circunstancia vuelve a demostrar, la irremediable falta de compromiso del Águila Roja con las injusticias de nuestro tiempo. Igual este gallo era importado de alguna estresante ciudad donde la gente se tiene que levantar unas cuantas horas antes de ir al trabajo, o de Inglaterra -que allí amanece más temprano- y el kiriki tenía la alarma trastocada para lo que viene siendo un ambiente de countryside de toda la vida.

Cuando me hago preguntas a mi misma malo, arrancan los motores de las peligrosas máquinas del pensamiento Kafkaniano que llevo dentro -más bien por su sinsentido podría denominarse pensamiento Arrabaliano, pero esto perjudicaría mi imagen; lo dejo en Dadaísta-. Como el gallo cantó permitiendo la puesta en marcha de cualquier actividad laboral, me puse a engrasar las rotativas de mi mente en esos dos minutos que me separaban de la puerta de mi casa -con tiempo extra de descuento de medio minuto, por lo de buscar la llave, acertar a entrarla en la cerradura y todo ese duro proceso que conlleva el querer entrar en una casa, que a veces no tiene porqué ser la tuya-. Cuando entré y cerré la puerta, la más inquietante de todas las preguntas sin respuesta abordaron mi cabeza, interrumpiendo -sin ninguna put... gracia- el hipo que venía acompañando mi compás de caminante cual peregrino se apoya en su palo: ¿Dónde estoy en Madris o o en el poblao?

Luego ya, caí -además de en el sofá- en que los tiempos cambian, y los pueblos también. Por que últimamente somos tod@s, por muy de pueblo que seamos, muy modern@s. Dejando atrás ese parecido poco razonable que nos encasillaba al estilo de mi pariente el señor Barragán o con Marianico el Corto, tod@s conseguimos montarnos nuestro halo friki, moderno, hipter, it girl, nerd... Sí cazatendencias, aquí también hay Street Style, todos sabemos de trendys, de Vogue y de quién coñ... es Ana Wintour -y si no googlea-, como se pronuncia Jon Kortajarena, y lo más estupendo, cómo de guapo es. Estamos constantemente updating. Manejamos tuenti, facebook, hi5, hasta el mundo experto y pseudoserio de twitter. Conocemos las redes sociales mejor que la tabla del 5, tenemos hasta gafas de pasta -¿porqué ya nadie se compra monturas con cristales al aire?-. Tod@s vestimos de Inditex, nos creemos y nos divierte Amélie; hasta mi abuela tiene una rebeca de Zara -uy perdón, quería decir cardigan-. La gente tiene smartphones, pm3, tablets, superbicicletas ergonómicas, Ikea nos vuelve crazys. Oímos música en inglés y hasta conseguimos identificar en ellas palabras como love, heart y sun ..., para parecer más cool, casi que nos gusta Björk -esa nórdica que se perfila como la evolución genética de la pequeña Suri Cruise-. Paddle, jogging, runnig, spinning, comemos muffins, carbohidratos -nada de calorías- y sabemos que este año tampoco podremos ir al Bulli. Se conducen minis, escarabajos y 600... Llevamos gafas de sol, tatuajes, gorras y todo tipo de sombreros por mera contribución a la estética.


De Gran Hermano como experimento sociológico me rio yo, ¡Ja!, que nos pusieran una FNAC -lo íbamos a petar-, solo para comprobar si el frikismo que estamos construyendo en las rural zones conseguiría  desbancar al de las cities, impulsando aún más nuestra pertenencia a la globalidad. Pero no sé si igual sería más apropiado en este hipotético caso, prescindir de la planta en la que puedes echar un ratito leyendo -o un ratazo, como tú veas-, incluso eliminaría toda la planta de libros. Porque eso sí, en los pueblos hay cosas que aún no se han adaptado a la urban style of life, como el trasporte -por razones obvias- y la cultura de biblioteca. Más bien las bibliotecas locales se han trasformado en zonas recreativas y sustitutivas de guarderías. Otra cosa que no acabo yo de ver por aquí es la afición por el skate, aquí los chavales son más de motos -ya vamos con ventaja, ¡petróleo, petróleo!-.

Todo lo que me dio de sí la noche, no sirve más que para confirmar que soy más pesada describiendo que Benito Pérez Galdós, que todo lo que me quita el sueño no tiene sentido y que las asociaciones temáticas que me empeño en hacer sirven simplemente para rellenar un post; y también porqué no, para reivindicar ese lugar que merecen las modernuras de pueblo. Somos equiparables a los comportamientos, gustos y aficiones de esos peces de ciudad, aunque hay una esencia que no se pierde nunca, porque no sé ustedes, pero yo en una escala del 0 al César Cadaval sigo puntuando positivo como omaíta profesional.

Ya cuando me acosté las copichuelas de más se hicieron notar -efervescentes como un volcán-, y me acordé de Natalia Berbeke: yo también en contadas ocasiones, le profeso amor a mi retrete.