Un blog en el que intento juntar palabras para decir cosas, normalmente insustanciales.

7/2/12

COSAS que solo suceden en MADRID


Albamuba al volante de la frago
Ya me olía yo que nada iba a ser como de costumbre en la capital del reino. Desafiante como pocas veces, me planté en Madrid en una furgoneta el fin de semana que más frío podía hacer. Siempre he tenido cierto apego a la cultura soviética, pero he de decir que me retracto de mis anhelos: yo por mí ya he estado en el Polo Norte, he estado a nada de la amputación de la porra de mi nariz cual dedos de Juanito Oiarzábal aunque doy gracias a que aún nunca me han salido sabañones; así que por ahora me quedo sólo con lo bonito de Rusia, lo de empinar el codo. Y es que ha hecho un frío que ¡olalá!, no me remetía una camiseta desde que estaba en párvulos. Ahí estaba yo en los madriles, ¿quién me ha visto y quién me ve?, deseando que mis pantalones aprendieran algo más de los de Julián Muñoz para que me llegaran más cerca del sobaco que de las rodillas.

En Madrid siempre suceden cosas extrañas, no estamos exentos de disfrutar con la vista –las cabras coloridas que asustan, el olfato –olor mítico de bolla con bacalao o la mera circunstancia –calle Montera. Yo ya creía que había sido testigo de todo lo habido y por haber en esta ciudad, pues demostrado ha quedado con ese ser tan peculiar y fiel a su público, ese que se ha convertido en un símbolo de peregrinaje equiparable a la mismísima fuente de la Diosa Cibeles; el hombre araña obeso y descolorido que ofrece su arte en la Plaza Mayor. Yo pensaba que llevando Ana Botella la vara de mando ya no se podía llegar más lejos, que la cultura urbana y callejera iba a desaparecer, pero para nada, la sociedad ha respondido a su llamada del voluntariado estupendamente; todo sea por entretener a niños y turistas, ahora Sol se parece a un parque temático de dibujos animados de tercera categoría –porque no tiene atracciones, aunque con las escaleras mecánicas y el metro es suficiente .
El caso es que ha sido una escapadita de esas en las que suceden cosas raras. Para empezar, con esto del frío, no podía diferenciar a la gente calva de la que no, y eso me hace mal, porque tengo fijación por las cabezas y los pelos pantene, todo el mundo con gorros, bufandas y orejeras; las tiendas petadas con diseños de lo mejor de lo mejor en moda  gélida; y claro yo, amante de la moda de cabecera  lo mejor para tu cabeza  piqué y me compré esto:


Me queda muy bien


Madrid siempre está igual con su Puerta de Alcalá, su Plaza de Oriente, y sus precios del transporte público desorbitados; pero siempre se guarda un as en la manga para sorprenderte. De este viaje me quedo con unos detalles muy extravagantes a mi parecer:

1 Tod@s nos hemos mirado alguna vez antes de salir en las ventanillas de las puertas del metro –presumid@s que somos por naturaleza; pero ya existen personas supongo que madrileñas que se remeten constatando en el improvisado espejo que lo están haciendo bien, que no se dejan nada fuera. La chica que yo vi y que dio pie a esta absurda generalización brincó un poquito sobre sus pies y todo, como cuando de pequeña te ponías unos leotardos y tu madre te suspendía en el aire cual cisne negro para que, además de sellar bien tus partes filetito, no se te bajara la prenda, no pasaras fresquisto y pudieras corretear sin impedimento alguno en la entrepierna. A esta muchacha solo le faltó desabrocharse el botón y la cremallera del pantalón para que la faena fuera mucho más cómoda.


2 Paradoja inquietante producida al pasear desde Alonso Martínez hasta Gran Vía, pasando por aledañas a Chueca. El conjunto de mini-restaurantes-minimal y las tiendas de ropas cool que abarrotaban la zona, han pasado a ser en su mayoría pastelerías muy cuquis ellas, eso sí– y fruterías  muy fashion ellas, también. Y la segunda parte de la paradoja que completa el círculo es que, a contraposición de lo que pasaba en el Centro; en un barrio de las afueras pongamos que hablo de Vallecas, las tiendas de comestibles abundantes en tiempos pasados se habían reinventado en tiendas de ropa, predominando las prendas vaqueras diseñadas para desplegar encantos femeninos: yo los he denominado pantalones culones no sé si el volumen de las nalgas tiene que ver con el maniquí o con que el pantalón era un dos por uno y además de un toque sexy te ofrece un relleno espectacular– con pedrería deslumbrante en los bolsillos traseros.


3 El viernes por la noche fui al cine tal y como acostumbraba a hacer cuando vivía en Madrid. Y para mi sorpresa, mi tarjeta universitaria de la Complutense me sirvió para hacerme descuento en la entrada, pues muy oportuna ella, caduca este 2012 y eso que acabé con ellos hace más de dos años. No sé si los datos que manejan de incremento de espectadores desde que chaparon Megaupload, son ciertos o simplemente es una mentirijilla gubernamental para concienciar a la gente y relucir lo efectivo del cierre de webs supuestamente fraudulentas, pero el multicine al que asistí daba más pena que gloria, por no estar, no estaba ni el Tato. Entré a ver Katmandú, de Icíar Bollaín se estrenaba ese día, y puedo asegurar que éramos como 15 personas en la sala. A todo esto lo que me llamó la atención, es que las pobres exhibidoras no sacan dinerito con lo del pirateo y han tenido que buscar alternativas de financiación muy novedosas además del suculento precio de la entrada, basadas en las artimañas publicitarias de toda la vida. 


Sala 16 patrocinada


4 El no va a más en tratamiento de rey al cliente. El año pasado la Ley Antitabaco obligó en cierto modo a los bares a disponer de estufas tipo setas para el exterior; pero este año me he quedado prendada con la última tendencia aplicada en las terrazas de estos locales; y es que han creado un outfit super sofisticado o sea para las butacas a base de una mantita de pelos pelochos deliciosos.


Mantitas de pelitos en las terrazas a -2º



Dulces monísimos
5 Ya lo que me faltaba para completar mi teoría de que todo en Madrid es posible, todo puede pasar y hasta a ti que eres de pueblo te puede cambiar, es que me vi transgrediendo mi rutina diaria y tomando dulcecitos para desayunar. ¡Si no lo veo no lo creo!


No todo acabó aquí. Como extra, a la vuelta de nuevo en fragoneta a falta de información y entretenimiento en la Cadena SER es lo que tienen los domingos; si a Manu Carreño además de oírlo, pudiera verlo, igual si me tragaba Carrusel Deportivo, me topé con Cadena Dial todo queda en familia–.  ¡Que bien lo mejor de nuestra música en español y sin cortes publicitarios en un rato!, pero no podía ser tan bueno, tan bonito y tan barato; me tocó oír seguidas, una detrás de otra como una gran tortura, a a las tres cantantes femeninas que batallan semana a semana para liderar el top ten de tontas, estúpidas y gilis del país: Bebe, Amaia Montero y Chenoa. Para terminar el bloque sin cortes, me pinchan un tema que me encanta, La flor que siempre quise en mi jardín, pero ya iba enrabietada sobre todo gracias a la ex de La Oreja de van Gogh digna sucesora del parecer ser borracha de Massiel y no pude disfrutarla en condiciones; solo podía pensar que él, Antonio Flores, también era hijo de una tonta, estúpida y gili y que solo faltaba para rematarme con estoque final –el gorro con cuernos que me compré me venía de perlas– que me pusieran a la payasa ex vocalista de La quinta estación.


Ya cuando llegué a casa todo parecía volver a la normalidad, pero ¡Cielo Santo si hasta twitter ha cambiado el diseño!


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