Un blog en el que intento juntar palabras para decir cosas, normalmente insustanciales.

15/2/12

Una nueva arma cargada por el diablo: el whatsapp


(Cambio de tercio digno de trompetín. Tras la resaca post San Valentín, juro que si este blog sobrevive al año que viene, no organizo más jornadas de odas al amor porque al final la fatalidad es protagonista y nadie colabora).


A cortar trajes y patrones que es a lo que hemos venido y para eso estamos en carnavales:

La reforma laboral puede tener cosas malas  que las tiene y a montones, aunque las camuflen bajo el seudónimo de flexibilidad , pero yo destacaría  dos cosas: La facilidad para despedir que propone y la posibilidad de reducir la jornada laboral condicionan la dimensión antropológica y vital  también necesaria y con su aquel en la pirámide de Maslow  que constituye para el ser humano la capacidad de comunicación. Al promocionar de esta manera el reparto de despidos cual rey mago tira caramelos en una cabalgata -en manojos señor@s, y a un ritmo frenético- conseguiremos aumentar las listas del paro, y esto unido a la reducción de jornada de otros muchos trabajadores provocará además de una hecatombe económica, un tirón de barbas desde Bruselas, una reacción social ejemplar  espero, aunque seamos los mimad@s de los 80' , y una gran disponibilidad de tiempo para dar por saco con el whatsapp.


Nunca imaginé que la humanidad hiciera tan mal uso de la necesidad comunicativa. Hoy día no hay Dios –nunca mejor dicho  quien aguante un solo día de retiro espiritual en un conventual. Si lo pensamos bien sería una terapia perfecta, pero también sería un castigo inhumano para esos pobres monjes que se iban a encargar como almas purificadas y guardianes de la desintoxicación whasappera. Ya me lo estoy viendo  –igual escucho a Mariano y me hago emprendedora, negocio seguro– con su rehabilitación de las extremidades superiores y todo, ampliando la postura automatizada de móvil agarrado a lo marsupial entre las dos manos y mirando hacia abajo, y tonificando los músculos del cuello para que tu cabeza consiguiera una divina inclinación hacia el firmamento, y ganando en el movimiento desde la frente, hasta el esternón, pasando por el hombro izquierdo, el derecho y acabando con un beso en los labios.


postura marsupiala
Y con todo esto no quiero que creáis que soy una reaccionaria y que nunca me someteré a la soga del whatssapp, que ¡ahhh! eso es perjudical para las neuronas y para las relaciones sobre todo sentimentales, que me niego a evolucionar y a usarlo, a la hoguera del infierno con los smartphones....bla bla bla; yo me atengo claramente a que nadie está libre de pecado y caer en la tentación es fácil, y ese nadie puedo ser yo. Tan solo hago una apreciación de lo que es un poco perjudicial a mi juicio, para algunos usos que hacemos de la tecnología, que por supuesto supera en beneficios y de la que hay que reconocer que siempre tiene como fin facilitarnos la vida: 


El enlace en youtube
Yo lo único bueno que le veo al whatsapp  no puedo decir más hasta que no lo pruebe  es que, por lo que observo, no debe dejar mucho tiempo para comer, –ya ni la dieta de la alcachofa como solución fiable para intentar adelgazar–.  Veo a la gente tan absorta en su mundo whatsapp que ni se acuerdan de comer, como mucho –digo yo– se chascan la dureza que les ha salido en la yema de los pulgares mientras su contacto actualiza la conversación . Mirad, quizá por esto me resigne algún día y use esta herramienta, para acabar con esas tardes en las que se te junta – y sino haces todo lo posible por juntarlas  la comida con la merienda y ésta con la cena; para evitar esas jartangas que solo te hacen sentir culpable si has comido como una auténtica cerda y esto te hace sudar como tal porque te ha provocado una indigestión; y claro luego pasa lo que pasa, que te surge la duda de si  actuando con sentido común y siendo responsable de tus actos  debes ir al médico o directamente al veterinario.



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